viernes, 18 de julio de 2014

Normas básicas de comportamiento en la playa

La playa es un lugar público, compartido, y por ende de convivencia. Por ello no hay ninguna razón para pensar que no se deba tener en cuenta la aplicación de unas mínimas normas de cortesía. 


La señora que nos planta la silla encima de una esquina de nuestra toalla; el señor que llega a las tantas y se coloca en primera fila, clavando la sombrilla en la orilla para tener los pies fresquitos impidiendo el paso cómodo a los paseantes; el niño que se sienta junto a nuestra cabeza para hacer en la arena el hoyo más grande nunca visto; los chavales forofos del 'chunda-chunda' que no traen toalla pero sí un fantástico equipo de música con el que nos regalan los oídos (a nosotros y al resto de los 5 kms. de playa); la familia que instala su toldo de 4x8 con barbacoa incluida; el señor del puro que se pone a nuestro barlovento...

Son situaciones incómodas que todos hemos vivido alguna vez. De una manera u otra,  cada uno a su estilo visita la playa con la intención de relajarse y disfrutar. Y esto, como en cualquier ámbito del ocio, no tiene porqué convertirse en un suplicio para los demás.

Tal vez al ser un espacio amplio, diáfano, donde el calorcito y el agua invita a explayarse, se propicie una excesiva relajación en el comportamiento. Hagamos un repaso de las actitudes más importantes, aplicadas a esta maravilla de la naturaleza que es la playa.


Normas de seguridad


Respetemos las normas de seguridad, las banderas, las instrucciones del personal de vigilancia, y aprovechemos para enseñárselas a los niños, si los tenemos.


Los niños pequeños pueden despistarse en un segundo. Pongámosles una pulserita con nuestro número de móvil y aleccionémosles respecto a quién deben pedir ayuda si se pierden y sobre lo que deben o no deben hacer. 

Los animales de compañía (ya prohibidos en muchas playas y merenderos), deben tener una vigilancia constante, y deben cumplir las reglamentaciones establecidas para ellos. No se puede tener animales sueltos, sin bozal, etc. donde hay niños jugando, personas mayores, etc. Es conveniente asegurarse de esta normativa en cada ciudad, pues los ayuntamientos regulan este tipo de cuestiones y otras que atañen al uso y disfrute de los espacios públicos.

  
Evitar alimentar a las aves acuáticas y las gaviotas. Dar alimentos a las aves las alienta a permanecer en la playa y al mismo tiempo también les anima a utilizar la playa como sus propios baños personales (que no es precisamente agradable para los bañistas). 

De igual modo deberemos respetar la fauna y flora local, evitando extraer cualquier tipo de animal o crustáceo marino (sobre todo en aquellas zonas de marisqueo donde ya está restringida esta actividad).
 
 
Ni que decir tiene que el fuego está totalmente prohibido en la playa, salvo que haya algún lugar preparado específicamente para ello (algunos lugares cuentan con una especie de barbacoas públicas que puede utilizar cualquier persona). 

Una sección aparte se merecen los fumadores. Las playas no son ceniceros gigantes. Los fumadores deben preocuparse de llevar un recipiente para tirar la ceniza y, sobre todo, las colillas.   

Otro objeto que contamina tanto o más que un filtro de un cigarrillo es una pila gastada o una batería. Nunca se deben dejar en la playa ni alrededores. Hay que guardarlas y llevarlas a reciclar.


Posicionamiento en la playa


Si llegas a la playa a las 2 de la tarde y tienes playa y playa para elegir el lugar dónde instalarte, puedes evitar plantarte justo al lado de otro 'playero'.  


Hay una diferencia entre sombrilla de playa, toldo discreto y el montaje de un campamento chabolista. Si llevamos muchos "complementos" (sombrillas, mesas y sillas plegables, etc.) tendremos cuidado de no "invadir" el terreno de otras personas. Siempre hay algunos listillos (que no madrugan) que se hacen un hueco donde no lo hay.

 
Tener los objetos personales lo más recogidos posible es bastante aconsejable si no queremos dar la impresión de que nos las han dejado caer desde un helicóptero.  

La toalla se sacude lejos de las personas, y siempre que sea posible, a sotavento de ellas (es la parte opuesta a aquella de donde viene el viento con respecto a nosotros). A nadie le gusta que se le llenen los ojos de arena, y tampoco masticar un bocadillo crujiente…


Generalmente cuando llegamos al campo o la playa, vemos un sitio despejado y limpio. No hay que olvidarse, al marcharnos, de limpiar todo lo que hemos ensuciado, de recoger todos los restos y desperdicios, envases, cartones, etc. y depositarlos en los correspondientes contenedores, o bien llevarlos hasta el punto limpio más cercano. Para ello no está de más llevar una bolsa para esos posibles restos de basura. Como en cualquier otro lugar donde estemos, no se ha de notar nuestra presencia al marcharnos. Cuidar la higiene y la limpieza del entorno es el primer signo de educación ciudadana.

 

Música


Algunos van a la playa para relajarse, pero otros se emocionan llevando consigo una radio a todo volumen y ser los DJ de la playa! Sé comprensivo con tu prójimo. Los auriculares son una técnica muy práctica para escuchar la radio o la música que nos gusta, sin obligar a compartirla con los de alrededor. 


La playa con niños


Si tenemos niños, hemos de intentar llevarlos a playas donde la presencia familiar sea lo habitual, no sólo para no molestar innecesariamente sino también, y de forma prioritaria, para que los pequeños estén a gusto y se lo pasen bien en un entorno acorde a sus necesidades. 

Gritar a los niños sin movernos de la toalla alimentará los 'instintos asesinos' de nuestros vecinos, si es que no les sobreviene un infarto fulminante ante el imprevisto "¡deja de tirarle agua a tu hermano o no te traigo nunca más!".  

Dichos instintos aumentarán proporcionalmente al número de repeticiones de ese grito… De modo que es mejor acercase a los niños y hablarles de modo adecuado y todo lo tajantemente que se necesite.


Los 'abusos' infantiles en el uso de artilugios playeros han de ser vigilados y controlados por los padres, pues una cosa es compartir con otros niños los juegos y otra muy distinta ocupar varios metros cuadrados de forma invasiva y desordenada. Y si los artilugios playeros son de otro niño y a éste no le viene bien compartirlos, hay que respetarlo y no alterar la paciencia de los papás del posesivo. Al fin y al cabo, los juguetes son suyos ¿no? 

Extrapolar nuestros conflictos familiares a la población playera es un espectáculo totalmente innecesario, que por supuesto no interesa lo más mínimo a nadie.

 

Necesidades fisiológicas


Utilice principalmente los baños públicos; sabemos que existe un hábito desagradable que algunas personas tienen que es el de ir al mar para orinar. No sólo es una falta de higiene y de comportamiento, sino que es triste. Las mejores playas siempre tienen baños públicos y están ahí para ser utilizados. 

 
En algunas playas hay WC públicos, pero en la mayoría no. Lo que se haga en el agua, si nadie lo detecta será cuestión de escrupulosidad y educación individual. Pero lo que se haga en la arena, o en las dunas cercanas, afectará inevitablemente a todos. No es agradable explorar un espacio lleno de minas. Deberías ir al bar más cercano, al chiringuito de la playa o a un lugar que cuente con las instalaciones necesarias para estas cuestiones. 

Estar de vacaciones no significa derrochar. Hay que poner especial cuidado a la hora de usar las duchas de la playa y no pasarse una eternidad bajo el chorro del agua. Se han instalado para quitarse la arena y el salitre rápidamente antes de abandonar la playa.
 
 
Tampoco debemos utilizar el río o la playa como si fuera nuestra bañera de casa. Está totalmente prohibido el uso de cualquier tipo de producto de higiene tipo jabón, gel, champú, etc. Espera a llegar a tu casa, al apartamento, al hotel o al cámping.

 

Actividades deportivas


La orilla es de todos. Si queremos jugar a las palas, al balón, o al pilla-pilla, mejor hacerlo unos metros dentro del agua o al final de la zona de arena, donde no haya gente.  
 

Las tablas de windsurf, kayak, canoas, patinetes, etc., debemos usarlos en los espacios delimitados para ello. Entrar y salir del agua con estos elementos en lugares no señalados puede provocar accidentes peligrosos.

  

Miradas indiscretas


Han de evitarse las miradas descaradas hacia cuerpos esculturales, sobredimensionados, en top less, o que presenten cualquier tipo de elemento llamativo sea de carácter corporal o de vestuario. 

En el chiringuito nos podemos permitir pequeñas licencias a la hora de sentarnos a degustar las sardinas y la caña, pero estaría bien evitar el desnudo, salvo que el chiringuito esté en la misma playa.   

Hay que aleccionar a los niños sobre lo inapropiado de gritar y señalar al señor gordísimo con tanga de tigre que pasea por la orilla. 

Por otro lado, las muestras excesivas de cariño entre las parejas pueden derivar en imágenes y situaciones embarazosas. Seguro que se puede esperar a llegar a un lugar privado.

En resumen, intentar guardar las normas de cortesía habituales es un principio fundamental para que todos disfrutemos y podamos volver a casa con la impresión de haber saboreado un magnífico y relajante día al aire libre, y no con el ceño fruncido y el propósito de no volver nunca más a esa tortura.

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