ZARA
En la primavera de 1975, Amancio Ortega se disponía a abrir su primera tienda de ropa en A Coruña, por eso acudió al Registro de Patentes y Marcas con un nombre en la cabeza: Zorba. Así quería el empresario gallego que se llamase lo que posteriormente se ha convertido en el mayor imperio textil del planeta.
Sin
embargo, al llegar a la ventanilla correspondiente, el funcionario de
turno le informó que su establecimiento de moda no podía tener ese
nombre, que ya había sido registrado por una cafetería. Tras un rato
dándole vueltas a la cabeza con las sílabas, Ortega se decidió por un nombre corto y sonoro: Zara. El resto es historia.
Hoy Zara está presente en 84 países con una red de 1.659 tiendas ubicadas
en emplazamientos privilegiados de las principales ciudades del planeta
y, además de su propuesta innovadora para democratizar la moda, quizá
la elección casual de un nombre llamativo de dos sílabas que se puede
utilizar indistintamente en todos los mercados tenga mucho que ver.
MANGO
Al
igual que Amancio Ortega, el empresario Isak Andic decidió meterse de
lleno en el mundo de la moda. Corría el año 1984 y Andic lo tenía todo
dispuesto para la gran inauguración de su primera tienda en el exclusivo
Paseo de Gracia de Barcelona. La documentación estaba a punto, el
personal ya estaba contratado y la mercancía llenaba las estanterías.
Sin embargo, aún no había decidido el nombre del establecimiento.
Buscaba
una palabra que se pudiera utilizar en todos los idiomas y que no
necesitase de traducción. Encontrarla le parecía imposible, al menos
hasta que se acordó del viaje a Filipinas en el que probó el mango por primera vez. El de aquella fruta dulce, casi inédita en la España de los 80, era el nombre que había estado buscando.
BLANCO
Menos
problemas tuvo Bernardo Blanco Solana, que decidió ponerle su apellido a
la cadena de moda que fundó en 1960. Aquel deseo de perpetuar su nombre
ha llevado a Blanco y su ropa colorista a países como Portugal, Reino
Unido, Grecia, Arabia Saudí y Dubai.
LOIS
Aunque entre el 30% y el 50% de las marcas españolas de moda tienen el nombre de su fundador,
otros empresarios se dejaron seducir por la sonoridad de palabras
extranjeras, como en el caso de los fabricantes de ropa vaquera Lois.
Los jeans 'made in Spain' se convirtieron en unos de los más
populares del mundo en la década de los 70. Quizá con ese afán de
internacionalización la compañía española que los producía, el Grupo
Sáez Merino, buscó darle un toque francés a la denominación de su marca.
Pensaban que 'Lois' era la traducción del nombre masculino 'Luis'. Se equivocaron, pero el error dio como resultado una de las marcas más icónicas de la moda de nuestro país en las últimas cuatro décadas.
NIKE
Los
nombres mitológicos también han sido de gran atractivo para los
fundadores de compañías textiles. Un caso sorprendente es el de Nike, la
diosa de la Victoria en la cultura clásica griega. Una dinastía empresarial española, la familia Rosell, registró esta marca en 1932 y empezó a fabricar sus famosos "nikis", nada menos que 40 años antes que Phil Knight y Bill Bowerman fundasen el gigante estadounidense del deporte.
Sin
embargo, la marca de esa familia, basada en la Victoria de Samotracia,
apenas se utilizaba ya en los 70, por lo que los tribunales fueron dando
la razón a la Nike estadounidense alegando la caducidad de la enseña de
la familia española por falta de uso, hasta que en 1989 se la cedieron
por completo a la marca que vestía a Michael Jordan o Andre Agassi.